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Dos vivencias de la aldea y una del camino

Dios os guarde Hermanos, si hermanos, ya lo soy de hecho y de derecho de esta Hermandad, voy a contaros tres vivencias, como el titulo dice, estas corresponden al 2015, ya sabéis que el pasado año todas las vivencias fueron pasadas por agua.

PRIMERA VIVENCIA EN LA ALDEA

Ya habían saltado la reja, ya estaba nuestra Santísima Virgen en la calle, como todos sabéis a partir de ese momento empieza la Virgen a recorrer la Aldea visitando Hermandades, ocurre que donde nosotros nos hospedamos tenemos la gran suerte  de que hay bastantes alrededor de nuestra casa, en ella por tradición se prepara agua y alimentos para los que portean a la Virgen y entre ellos se les oye comentar el devenir de la noche, estando junto a la puerta veo a una chica delgada con el pelo recogido en una coleta y morena, discutía con otro compañero: por qué me tiras pellizcos para que me salga y no pueda llevar a la Virgen?

Él le contesta y tú me llevas los brazos cosios a bocaos (textualmente), pues déjame tranquila para llevar a la Virgen porque si soy aún muy joven pero tengo fuerza y cojo… para llevarla, entretanto tomaron la colación que con gran honor preparamos todos los años, siguieron discutiendo y volvieron a meterse debajo de la Virgen para seguir el recorrido, ellos, estoy seguro, ni siquiera me vieron, fui testigo mudo de esa hermosa discusión  por llevar a nuestra Santísima Virgen del Rocío, esta escena me llevó a escribir la siguiente sevillana dedicada, como no, a esa mujer morena.

Esa mujer delgada
Delgadita y morena
De pelo negro y coleta
Por llevar a la Virgen,
Con los hombres se pelea.

Estribillo
Decidme, decidme,
Qué sería de nosotros sin ellas.

Delgadita y morena,
No se si será Carmen
No sé si será almonteña,
Sé que es mujer morena,
Sé que es mujer morena

Estribillo

Mujer morena y valiente
Del pueblo que seas,
Con los dientes apretados
Paseas a la Virgen
Por calle de la aldea

Estribillo

Este es mi homenaje
A todas las mujeres
Que a la Virgen pasean,
Con fe, pasión fuerza
Decidme, decidme
qué sería de nosotros sin ellas

SEGUNDA VIVENCIA EN LA ALDEA

El domingo de Pentecostés cuando todos nos ponemos nuestras mejores galas para asistir a la Santa Misa, en la explanada que hay detrás de la Ermita, cuando el obispo, sacerdotes, diáconos, monaguillos y autoridades visten con ese esplendor que requiere un día tan señalado, pegado a la valla que ponen detrás del altar donde se celebra la Santa Misa, había un hombre de unos 50 o 60 años, difícil de calcular su edad, con barba de varios días, la tez oscura y arrugada, los ojos cansados, el pelo desgreñado, las manos duras y sarmentosas, la camisa arrugada y casi gris, la boca reseca, los labios cortados, una alpargatas de esparto por calzado, una vara cogida fuertemente con su mano derecha, la otra acariciaba una foto de un chiquillo que llevaba al cuello colgado, cuando soltaba la foto se tocaba el lado izquierdo, el del corazón, era tanta su devoción, decía tanto aquella mirada, con todo respeto me acerque a él.

Como es su nombre amigo, Cristóbal en un susurro contestó, de donde viene, de hacer el camino, de Bormujos, me hubiese gustado quedarme allí rezando con él, haberle invitado a comer, haber escuchado su historia, pero estábamos en la Santa Misa, además no quería perturbar su oración, ni sus pensamientos.

Me reuní de nuevo con los amigos que acompañaba, cuando terminó la Santa Misa ya no pude volver a verlo con la intención de continuar hasta entonces nuestro breve pero para mi intenso encuentro, me hizo reflexionar, seremos nosotros los que no vamos adecuadamente vestidos para estos eventos?

TERCERA VIVENCIA EN EL CAMINO

El día que se termina el camino como todos mis hermanos saben, antes de llegar al Ajolí se hace una comida de hermandad en la que por tradición a los postres, nuestros cantaores después de tres días de poco dormir, la boca con sabor a arena, la garganta seca, allá sacan sus guitarras aclaran la voz y rompen a cantar, yo no sé bailar, ni siquiera hacer palmas, pero me encanta ese ambiente de alegría y hermandad, esa escena me estremece, escuchar esas sevillanas en aquellas arenas, las acémilas y caballos comiendo y descansando a la sombre de los pinos y nosotros sentados, otros de pie, otros recostados, pero todos felices porque falta poco para cruzar el Ajolí, esto quiere decir que el camino completamos, al poco de hacer sonar los primeros compases por sevillanas se arrancan a bailar varias parejas, recuerdo a Maria Carmen bailando, imagino su sevillana soñada, bajo los pinos, las botas clavadas en la arenas con ese aroma tan especial que ya nos llega desde la aldea, es su primer camino no se lo puede creer, sus ojos parece que sueñan, es verdad Mara Carmen has hecho el camino y bailas al son de guitarras y voces con tintes de arena.

Al poco rato, se arrancó una chiquilla rubita ella desgadita y calzada con botas camperas, allí bailo con su carita risueña, sus ojos claros irradiaban felicidad y escribí la siguiente sevillana dedicada a ella.

Un amigo mío de Murcia
Me ha pedido una sevillana
Pa bailarla los murcianos
Haciendo el camino
A la altura de la Raya.


Recuerdo a una chiquilla
Rubita y delgada bailando
Al son de las guitarras
Las botas clavadas en la arena
Los pinos la sombreaban


Los pinos la sombreaban
Su carita llena de luz
Brazos al viento lanzaba
En la comida de Hermandad
Todo el mundo miraba


Ya llegamos al Ajolí
El camino terminamos
La Virgen del Rocío quiera
Lo hagamos muchos años
A rezarle a la Virgen venimos
Los murcianos (rézale amigo murciano)

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